Trabajo realizado por Laura Andrade.
El Chocó es un
departamento de Colombia que se encuentra en el Pacífico que tiene como capital
a Quibdó, una ciudad que está rodeada por una inmensa selva húmeda, espesa,
pero bella y misteriosa. En Quibdó las personas son alegres y luchadoras, como
dice una canción de Chocquibtown (grupo oriundo del Chocó y ganador de un Grammy) los “une la región, la pinta, la raza
y el don del sabor”. Mi experiencia estética la viví en aquella ciudad
del Pacífico Colombiano por donde atraviesa el inmenso y majestuoso Río Atrato,
donde reina la música y la danza.
“San Pacho” es una mezcla
entre desfiles, comparsas, bundes, disfraces alegóricos a problemas que afectan
al departamento y chirimías, en otras palabras, es una fiesta pagana que gira
en torno a la devoción a un santo San Francisco de Asís. Dicha celebración se
realiza para conmemorar aquel 4 de Octubre de 1648 en el que un grupo misionero
franciscano llego al Pacífico a cristianizar a los grupos indígenas y africanos
asentados en aquella región en nombre de
este misionero; por tradición el pueblo chocoano realiza desde el 20 de
septiembre las alboradas de los barrios franciscanos, hasta el 4 de octubre día
de la coronación del santo, “San Pacho”, esta rumba tiene una segunda versión
que se realiza a final de año, con el
fin de permitir que aquellas personas, en su mayoría jóvenes universitarios que retornan en vacaciones a
“la tierra” y que no pudieron asistir al
“San Pacho” de octubre, puedan vivirlo
como si fuera la fiesta real. Esta segunda celebración “sanpachera se realiza
el 30 de diciembre, inicia en las horas de la tarde y recibe el nombre de “San
Pachito”.
El 30 de diciembre
del 2013, desde tempranas horas de la mañana comenzó a caer un aguacero sobre
la ciudad de Quibdó, el cual me hizo pensar que muy poca gente saldría a
celebrar el San Pachito. Mis amigas y yo decidimos “bajar” como allá le dicen a
dirigirse hasta el centro para poder ver las comparsas; para el “San Pachito”
las personas, se dividen en varios grupos, adoptan un nombre y diseñan una
camiseta “un cache” que los vuelve únicos, es su distintivo, contratan un grupo de chirimía para que los
acompañe en todo el recorrido por las calles de los diferentes barrios de
Quibdó.
Tuve la oportunidad
de presenciar casi 30 grupos diferentes que al son de clarinetes y cantos iban bailando y disfrutando de aquella
micro celebración, que al igual que el “San Pacho” rinden homenaje al patrono
de la ciudad. La mejor parte y la que me quedara siempre guardada en la memoria
fue la de poder ser espectadora, y en primera fila, del “San Pachito” fue la
unión de la gente del Chocó, sobre todo los jóvenes que tenían edades similares
a la mía, que aunque en el mes de septiembre no pueden viajar y celebrar el inicio de semejante celebración la
disfrutan en todo su esplendor a final de año, transformando las calles de
Quibdó en un escenario cultural y artístico.
El pueblo Chocoano si
está por muchos olvidado, pero en los corazones de sus gentes siempre está
presente la idea de progreso, de ser mejores y de conmemorar las fiestas “con
la fe que le tenemos a “San Pacho”
el patrono de alegrías, de devoción y de rumba.
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